En nuestro viaje a Limbe descubrimos otra faceta de la vida camerunesa - el autobus discoteca. Cogimos el autobus nocturno pensando en poder dormir las 9 horas de trayecto, ahorrarnos una noche de hotel y llegar para aprovechar todo el día. Como nos equivocamos. Ya montados en el autobus, salimos a la estación pasada la medianoche. Nos acomodamos como pudimos, intentando dormir, cuando de repente el conductor enciende su radio cd, pone el volumen al máximo y entretiene a los pasajeros con el equivalente camerunés al regetón durante todo el viaje. El efecto fue multiplicado por los altavoces adicionales colgados del techo con cadenas en plan discoteca de pueblo.
Miramos a la gente a nuestro alrededor con la esperanza de que alguien se quejara porque no era normal y le dijera al conductor que bajara la música, pero nada, algunos hasta cantaban la letra.
A las tres de la mañana nos miramos uno al otro, y creo que de la desesperación nos entró un ataque de risa imparable, era eso o llorar... grabamos la escena de lo increible que era.

A la vuelta viajamos con otra empresa de autobus pensando quizás que no habría música a toda leche durante toda la noche. Una vez más nos equivocamos. Nada más arrancar comenzó la música de discoteca a tope. Esta vez algunos se levantaron y bailaron en el pasillo, verlo para creerlo.
Hemos aprendido la lección, no volveremos a viajar de noche esperando que se pueda dormir.

Fer y Anna, estamos preparando la entrada de los espejos, eso no puede faltar!